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Al igual que muchos otros fabricantes europeos con visión de futuro, Mercedes y Daimler-Benz se centraron en el concepto de "coche del pueblo" o "Volkswagen" durante los años posteriores a la Primera Guerra Mundial. El 130H del diseñador Hans Nibel se presentó en el Salón del Automóvil de Berlín de 1934 con un motor de 1,3 litros montado en la parte trasera y refrigerado por agua. Aunque el motor era pequeño, creaba una condición de "sobreviraje". No fue un éxito comercial, pero sus ideas evolucionaron hacia otros autos, como el VW Beetle, del cual se construyeron treinta prototipos en 1937.
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