El Tatra 75 de 1936 es un ejemplo significativo de la ingeniería automotriz de mediados de la década de 1930, diseñado por el legendario ingeniero Hans Ledwinka. En 1921, Tatra contrató a Hans Ledwinka para diseñar un nuevo automóvil: el T11. Presentado en el Autosalon de Praga en 1923, el T11 rápidamente se convirtió en el punto culminante de la exposición. Presentaba un motor de dos cilindros horizontalmente opuestos, refrigerado por aire, de 1056 cc, montado sobre un chasis tubular que conectaba la parte delantera del automóvil, la transmisión y las ruedas traseras sobre ejes oscilantes. Este diseño innovador hizo que el T11 fuera muy popular y, al final de su producción, se habían fabricado 10.000 T11 y T12 en ocho años.
Sobre la base de este legado, Tatra presentó el T75 en 1934. El T75 continuó usando el chasis principal y los ejes oscilantes, pero presentaba un motor mejorado de cuatro cilindros refrigerado por aire con una capacidad de 1688 cc. Este motor proporcionaba más potencia y mejor rendimiento al tiempo que manteniendo la confiabilidad y simplicidad por las que eran conocidos los vehículos Tatra. El Tatra 75 presentaba una suspensión independiente en las cuatro ruedas, que era avanzada para su época y contribuía a un manejo y comodidad de marcha superiores. El chasis principal, un sello distintivo del diseño de Tatra, proporcionó una excelente integridad estructural y durabilidad. Esta filosofía de diseño se trasladó a los futuros modelos Tatra, incluidos sus camiones grandes, que siguen utilizando el concepto de ejes oscilantes y de columna vertebral en la actualidad.
A pesar de sus cifras de producción relativamente bajas, con 4.000 unidades fabricadas hasta 1939, el Tatra 75 sigue siendo una parte importante de la historia del automóvil. Ejemplifica la innovación automotriz temprana y la excelencia en ingeniería de Tatra, que influirían en los diseños futuros de la empresa. El T75 se destaca por su chasis central, motor refrigerado por aire, suspensión independiente en las cuatro ruedas y ejes oscilantes. El uso de materiales ligeros en la construcción del motor y el chasis contribuyó al rendimiento general y la eficiencia del Tatra 75. Este enfoque en la reducción de peso fue crucial para mejorar la agilidad y la eficiencia del combustible del automóvil. El T75 fue el último automóvil construido con este diseño específico antes de que Tatra hiciera la transición a motores traseros refrigerados por aire, conservando los mismos conceptos básicos de carrocería y suspensión. La columna vertebral y los ejes oscilantes, una marca registrada de Tatra, todavía se utilizan en los grandes camiones que se fabrican en la actualidad.
El Tatra 75 refleja el ingenio y el enfoque vanguardista de Hans Ledwinka y Tatra, combinando ingeniería avanzada con un diseño práctico. Su importancia histórica, su ingeniería innovadora y su impacto duradero en el diseño automotriz lo convierten en una pieza preciada de la historia del automóvil.
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